Conoce los turrones más antiguos del Perú

Conoce los turrones más antiguos del Perú

15:01 h - Sáb, 5 Oct 2024

El mes de octubre es el mes de la veneración al Señor de los Milagros, pero también de una comida típica que no puede faltar en el hogar de los peruanos: el exquisito turrón de Doña Pepa, cuyo origen se remonta a la época virreinal. En esta nota, te revelamos los turrones más antiguos del Perú con una marca registrada.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi), los turrones más antiguos del Perú con marca registrada son:

1. Antigua Pastelería y Panadería Huérfanos (121 años). Sus turrones se preparan en una histórica panadería que funciona desde el año 1902 en el Centro de Lima.

2. San Martín (93 años). Turrones elaborados en la Pastelería San Martín, fundada en 1930 por Emilio Quintana Illescas. Está ubicada en la Plaza San Martín.

3. San José (59 años). Inició operaciones en el distrito del Rímac en 1964, a través de la empresa Industria Panificadora San José, fundada por los esposos Fernández-Necochea.

4. Belgravia (53 años). El turrón de la panadería Belgravia, ubicada en Lince y fundada en 1970, es uno de los más conocidos en Lima.

5. Turrones Doña Pepa de Jaramillo (50 años). Desde 1973, esta empresa produce el tradicional dulce de octubre.

6. Joel (31 años). Marca fundada en 1991 por el empresario Joel Calderón, se ha convertido en uno de los turrones con mayor demanda del mercado.

Orígenes del turrón de Doña Pepa

Cuenta la historia que en la época del Virreinato, Doña Josefa Marmanillo conocida como doña Pepa era una esclava afroperuana que vivía en el Valle de Cañete y que fue liberada por padecer de una rara enfermedad que paralizó sus brazos.

Al verse casi imposibilitada de trabajar decidió acudir a la procesión del Señor de los Milagros para implorarle al Cristo de Pachacamilla por su sanación. Según la tradición, Dios escucho sus súplicas y la curó de su mal.

En agradecimiento al Cristo Moreno, ella volvió al año siguiente y le brindó su prestigioso turrón. Esta costumbre se repitió durante todos los años, hasta que el postre cautivó a todos los presentes que asistían a la procesión.

/MPG/NDP/

 


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