Verano para descubrir: cómo la curiosidad impulsa el aprendizaje en los niños
El verano es, para muchos niños, la temporada más esperada del año: llegan los juegos, las visitas a parques y el reencuentro con amigos en nuevos espacios. Pero detrás de cada una de estas actividades cotidianas existe una oportunidad silenciosa y poderosa: convertir cada día en un momento para aprender. Lejos del ambiente estructurado del colegio, los niños pueden observar, experimentar y descubrir con libertad.
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«Cuando un niño sigue el rastro de una hormiga, observa cómo el agua forma caminos en la arena o nota que las sombras cambian de tamaño, está realizando pequeñas exploraciones científicas sin siquiera proponérselo. Estos momentos espontáneos refuerzan conceptos como flotación, gravedad, evaporación o luz. Ante sus preguntas, lo más valioso no es dar una respuesta inmediata, sino invitarlo a pensar: “¿Qué crees que pasaría si lo intentas de otra forma?” o “¿Por qué crees que sucede esto?”. De esta manera, desarrollan autonomía, observación, razonamiento y confianza para explorar.» comenta Hugo Flores Liñán Coordinador del programa Diviertete y Aprende de Cayetano Heredia.
A diferencia del aula, donde las actividades tienen un proceso y una calificación, el verano permite equivocarse sin presión, probar ideas nuevas y volver a intentar. Si logras que tu hijo pruebe, falle, ajuste y vuelva a probar, lo habrás acompañado a utilizar el método científico de manera natural, tal como lo hicieron Newton, Mendel o Fleming en sus primeros descubrimientos.
Las niñas y los niños crecen en un mundo profundamente marcado por la ciencia y la tecnología, presente en todo: desde un celular hasta los alimentos que consumen. Por ello, permitir que vivan la ciencia de manera cotidiana es un verdadero regalo para su futuro. Un verano lleno de preguntas, experimentos y hallazgos mantiene viva la chispa de la curiosidad, esa que los acompañará a lo largo de toda su educación. Preparar actividades desafiantes, que favorezcan el trabajo en equipo y el pensamiento crítico, es una forma de apostar por su desarrollo.
Con la llegada de las vacaciones, muchos padres buscan reforzar matemáticas, lectura o ciencias; sin embargo, las habilidades que más moldean el futuro de los niños no son siempre las que se memorizan, sino las que se practican: comunicar ideas, colaborar, resolver problemas, expresar emociones y enfrentar retos. Estas competencias son esenciales para un mundo en constante cambio, y el verano es el mejor laboratorio para ejercitarlas.
El curso Diviértete y Aprende abre los laboratorios de Cayetano Heredia estas vacaciones a los escolares de primaria y secundaria con experiencias que van desde la biología, el cuerpo humano, la física, las reacciones químicas hasta la inteligencia artificial y la robótica dependiendo de la edad de cada estudiante.
Informes www.steam.cayetano.edu.pe/
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