El corazón que volvió a latir: la historia de Chalo Janama y un trasplante que cambió su vida

Durante tres años, Chalo Janama vivió con un corazón cansado. Cada paso era una batalla, cada día un intento por resistir. Pero nunca perdió la esperanza. Hoy, con 32 años, su mirada tiene otra luz. La de quien sabe que volvió a nacer.
“Hola, soy Chalo Janama, estoy aquí gracias a un trasplante de corazón”, dice con una sonrisa que se intuye tras la mascarilla que aún debe usar mientras se recupera. Su voz, pausada y frágil, refleja más de lo que las palabras pueden contar: un camino de lucha, miedo y esperanza.
[Lee también: Día del Corazón: recomendaciones para evitar un infarto]
En 2022, su corazón comenzó a fallar. Los médicos diagnosticaron una fibrosis endocárdica con insuficiencia cardíaca. Su vida cambió por completo. Los sueños se detuvieron. “Se me truncaron todos los sueños que tenía”, alcanza a decir con la voz quebrada, antes de respirar profundo y dejar escapar una pequeña sonrisa. “Pero gracias al trasplante, he vuelto a renacer", dijo.
UN DÍA QUE CAMBIÓ SU HISTORIA
El 1 de agosto de 2025, en el Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen de Essalud, el tiempo se detuvo por seis horas. Ese día, un equipo médico y de enfermería llevó a cabo el segundo trasplante de corazón en la historia reciente del hospital.
“El 1 de agosto fue un día importante para nuestro staff médico y de enfermería, ya que se generó un operativo de trasplante cardíaco”, cuenta el Dr. Renzo Valderrama, coordinador clínico del programa de trasplante cardíaco. “Chalo ya estaba en lista de espera. Fue un procedimiento posible gracias al trabajo conjunto de médicos, enfermeras y técnicos altamente capacitados”.
Cuando despertó, Chalo sintió algo que no sentía hacía mucho: latidos firmes. “De antes, con la enfermedad, me sentía limitado. Ahora puedo seguir estudiando, tener una vida normal y sin ningún tipo de restricciones”, dice, con los ojos brillantes.
UN ACTO DE AMOR QUE SALVA VIDAS
El Dr. Valderrama recuerda que detrás de cada historia de vida hay otra historia, la de una familia que dice “sí” en el momento más difícil. “Con cada donante podemos salvar hasta nueve vidas. Nuestro paciente es un vivo ejemplo de que la donación puede devolver la esperanza”, señaló.
El trasplante de Chalo fue posible gracias a una familia que, en medio del dolor, decidió regalar vida. Y ese gesto —profundo, silencioso, inmenso— es el que hoy le permite soñar de nuevo.
“Un sí que da vida. Familias que donan, vidas que renacen”, repite el especialista, convencido de que la solidaridad también late.
“SÍ A LA DONACIÓN, SÍ A LA VIDA”
Hoy, mientras continúa su recuperación, Chalo sueña con estudiar gastronomía y demostrar que los segundos comienzos existen. “Digo sí a la donación, sí a la vida que nos une”, dice con convicción.
Su historia no solo habla de ciencia o medicina. Habla de amor, de fe y de esa red invisible que une a quienes dan y a quienes reciben.
Cada trasplante, como el suyo, es una prueba de que la vida puede volver a empezar.